Las rebajas dan oxígeno al comercio local, pero no igualan las ventas prepandemia

Andrés Vázquez / G. L. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

JOSE PARDO

El balance es mejor en los concellos medianos que en las grandes ciudades

08 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«Mucho ruido y pocas nueces». Así responde, tajante, Javier Mosquera, directivo de la asociación coruñesa Zona Comercial Obelisco, cuando se le pregunta por el balance de estas rebajas. En los comercios que representa no se han reeditado las buenas cifras —al menos desde la perspectiva actual— del 2019, «y la incerteza es total, tanto para nosotros como para la clientela».

Pese a que no se han recuperado los niveles prepandemia, sí se superan las ventas de los dos años pasados, marcados por el impacto del covid. Igual sucede en Santiago, donde los comercios de Compostela Monumental. «El problema es que, además, los proveedores nos han aumentado un 20 o un 30 % los precios de los productos», dice su presidente, José Manuel Bello. En Ourense, a pesar de que tienen una buena afluencia de público, no ven su repercusión monetaria, «cun tícket medio por compra máis baixo que o ano pasado, e polo tanto con menos recadación», en palabras de Luis Rivera, presidente del Centro Comercial Aberto Ourense Centro.

La nota diferencial la dan en Vigo. Allí son más optimistas en su balance al ver a la gente «más animada, ya liberada y en plena normalidad», y afirman que se recuperan los niveles de venta previos a la pandemia, según relata la presidenta del Centro Comercial Aberto As Travesas, Ana Diéguez.

En general, la sensación es agridulce. Las rebajas funcionan y atraen clientes, pero no lo suficiente. Si se amplía el foco al conjunto del país, el 2022 es un año de recuperación, tras dos años marcados por las restricciones sanitarias. Con esa premisa, la consultora TC Group Solutions señala en un informe reciente que el número de compradores que han ido de tiendas en España en el primer semestre de este año ha sido un 17,2 % superior al del mismo período del 2021. Si se atiende solo al primer mes de las rebajas de verano, el tráfico de clientes ha crecido un 14,8 %.

Son innumerable los factores que influyen en estas cifras. El ourensano Luis Rivera mencionaba que si bien el cuidado y limpieza de las calles donde están las zonas comerciales anima a los potenciales compradores a echarse a la calle y, por tanto, a comprar, el calor de estas semanas, asfixiante por las tardes, aplaca esas ganas.

Otro elemento clave es el turismo. Un arma de doble filo, pues puede multiplicar el movimiento en verano, pero también vaciar los centros históricos durante el invierno, al concentrarse en esos barrios las viviendas turísticas, que suben los alquileres y acaban por expulsar a los vecinos.

El triunfo de los pequeños

Frente a la incertidumbre de las ciudades, los comerciantes de concellos más pequeños pintan otro cuadro. El Centro Comercial Casco Histórico de Viveiro, representado por su gerente Isabel Méndez, y el Centro Comercial Aberto de O Barco, cuya voz es Ainhoa Carracedo, afirman estar ante un buen mes de julio, con tiendas que incluso superan los niveles de venta previos a la pandemia. Entre quienes no han rebasado ese listón, son mayoría los que al menos lo igualan. «E falta o mes de agosto, que en Viveiro é potente», recuerda Méndez.

«A nosa principal baza é que os nosos clientes saben quen somos, saben que o noso produto é bo e saben que o van atopar, nestes meses, rebaixado, así que non perden a ocasión», sentencia Isabel Méndez. Sobre esa brecha con las capitales, Ainhoa Carracedo señala que quizás un factor importante es que en las villas «non está tan arraigada a compra online». Allí, además, tienen centros comerciales, competidores que no existen en las zonas más rurales.

La cuestión digital

Todas las asociaciones, sin excepción, apuntan a la digitalización como la gran asignatura pendiente. Muchas de sus ventas, relatan a coro, se escapan hacia las grandes marcas porque la gente compra cada vez más por internet, y a ellos les cuesta adaptarse. Aunque desde las cabeceras de comarca creen que es un fenómenos que se da más en las ciudades, como explica Carracedo, que no ve a su clientela de O Barco tan lanzada a la red como a la urbanita.

Sabedores de que en esa jungla digital imperan unas normas de juego en las que tienen complicado competir con las multinacionales, el comercio de proximidad defiende que su transformación digital debe tener como objetivo no solo sobrevivir, sino poder ofrecer un valor añadido. Así, sacan pecho «cunha oferta de confianza, de coñecemento mutuo entre o cliente e o vendedor», como apunta Isabel Méndez desde Viveiro, o modernizando digitalmente su oferta a raíz del covid, «vendendo a través das redes sociais e impulsando un marketplace para vender todos xuntos nunha mesma web», como hicieron en O Barco, en palabras de Carracedo.

El regreso a los períodos regulados de descuento es la reivindicación de los vendedores

No cejan en su empeño las asociaciones de comerciantes gallegas, que desde hace años vienen pidiendo la vuelta a una regulación más estricta de los períodos de descuentos. «Hace tiempo que las grandes firmas viven en rebajas, con lo que eso supone para el comercio local», señala Ana Diéguez, presidenta del vigués Centro Comercial Aberto As Travesas.

¿Y qué supone? Que el pequeño comercio se ahogue intentando seguir el ritmo de las multinacionales, «que fabrican para vender en unas rebajas continuas, con promociones día sí y día también», en palabras de Javier Mosquera, de Zona Obelisco, en A Coruña.

Ante ese cambio de modelo, las tiendas de proximidad siguen peleando por su hueco. Batallan por la vuelta a la regulación más estricta del calendario de rebajas, que supondría para ellos poder competir en mayor igualdad de condiciones contra las grandes superficies. Pero, más que la limitación de adelantar o no en unos días el inicio de las temporadas de rebajas clásicas (las posnavideñas y las de verano), lo que quieren es que se prohíban los descuentos masivos el resto del año.

Más allá de sus beneficios empresariales, el pequeño comercio también da muestras de defender a sus clientes, a sus vecinos. Isabel Méndez, desde Viveiro, critica el modelo actual de las multinacionales: «A xente xa non sabe nin cando son as rebaixas, non saben nin cando mercar». Subraya, eso sí, que los descuentos en sus productos seguirán siendo en verano, pues si el comercio local no puede estar todo el año con promociones «é porque vende calidade, tanto no trato como nos artigos».